Crioablación

La crioablación es un tratamiento mínimamente invasivo que usa un frío intenso para congelar y destruir un tejido enfermo, incluyendo las células cancerosas.

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Origen del término e historia:

La crioablación o destrucción de tejidos por temperaturas extremadamente frías, es una modalidad de tratamiento ampliamente utilizada para afecciones tanto benignas como malignas.

Durante cientos de años la temperatura fría se utilizó para el tratamiento de heridas, fracturas e hinchazones. Pero a mediados del siglo XIX Arnott demostró por primera vez su función en el tratamiento de neoplasias malignas; donde utilizó soluciones salinas heladas para tratar cánceres avanzados de mama y útero.

Durante aproximadamente 100 años, se utilizaron aire líquido, dióxido de carbono sólido y oxígeno líquido como agentes congelantes o criogénicos para aplicación superficial en las lesiones.

El campo de la criocirugía recibió un gran impulso cuando Cooper y Lee idearon una unidad de criocirugía en 1961 capaz de entregar nitrógeno líquido (-196 °) por medio de sondas tipo de trocar, que hacen factible la congelación profunda de tejidos.


Gonder y sus colaboradores modificaron la unidad de Cooper y la utilizaron para la ablación de próstata en perros y luego en humanos. Durante las siguientes dos décadas, la crioablación avanzó lentamente con la mejora en el diseño de sondas de nitrógeno líquido y dispositivos de calentamiento.

En la década de 1980, Korpan realizó estudios experimentales para comprender el mecanismo detrás del daño celular causado por la congelación. Sus experimentos y estudios clínicos relacionados con la crioablación proporcionaron el marco sobre el que se han formulado los requisitos clínicos y técnicos para la criocirugía moderna. Su esfuerzo pionero en el uso de la crioablación en el campo de la oncología involucró trabajos sobre cáncer de páncreas, cirugía de ganglios linfáticos, metástasis hepáticas y cáncer de mama avanzado.

Los avances en la técnica y el equipo de crioablación, así como el desarrollo y perfeccionamiento del ultrasonido intraoperatorio, han proporcionado la base para una aplicación más amplia de la crioablación en el tratamiento de cánceres viscerales.

En las últimas dos décadas, la crioablación se ha convertido en una modalidad de tratamiento popular para varios cánceres con ventajas potenciales como mínima invasión, menor daño al tejido sano circundante, mayor comodidad para el paciente y menor costo en comparación con la extirpación quirúrgica.

Actualmente, la crioablación se ha utilizado ampliamente en el tratamiento de neoplasias malignas de piel, mama, próstata, riñón, pulmón, hígado, huesos y tejidos blandos.

Mecanismo de la crioablación:

La crioablación convierte el tumor en una bola de hielo e induce la muerte celular al dañar las membranas celulares y al causar compromiso vascular a través de la trombosis de vasos sanguíneos pequeños. Cerca de la criosonda, el enfriamiento rápido convierte el líquido intracelular en cristales de hielo que dañan todas las partes de las células cancerosas, a través de efectos mecánicos.

En la periferia, con velocidades de congelación más lentas, el líquido que se encuentra fuera de las células se convierte en hielo, lo que aumenta la concentración de sales. Esto provoca que el líquido de las otras células salga, lo que da como resultado la deshidratación celular y el daño de las proteínas, dañando aún más las células malignas.

Fuente:
Abhinav Sidana. Cancer immunotherapy using tumor cryoablation. Immunotherapy. 2014;6(1):85-93. doi: 10.2217/imt.13.151

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