Si tienes problemas o dolor en la vejiga es importante considerar sus causas, síntomas, complicaciones
y enfermedades que implican.
La vejiga puede compararse a un globo que se infla y desinfla. Este órgano, esencial para el sistema urinario, actúa como un recipiente elástico que almacena la orina producida por los riñones.
Su capacidad de distensión le permite albergar hasta 400-600 ml de orina en adultos sanos.
Forma de la vejiga: la apariencia de la vejiga varía según la cantidad de orina almacenada. Cuando está lleno, exhibe una forma ovalada, y cuando está vacío, es aplanado por el intestino suprayacente.
La pared de la vejiga está constituida por varias capas:
Cistitis Intersticial:
Una Inflamación Crónica La cistitis intersticial (CI) es una afección crónica que provoca una inflamación e irritación de la vejiga. A diferencia de una infección, la CI no es causada por bacterias. Un síntoma característico es el dolor que se intensifica al llenar la vejiga y alivia al vaciarla. Además del dolor, otros síntomas comunes incluyen una urgencia frecuente por orinar y problemas sexuales.
Cáncer de Vejiga:
Una Enfermedad Grave El cáncer de vejiga es una enfermedad más grave que, además de causar dolor, puede provocar sangre en la orina, dificultad para orinar y dolor lumbar. A diferencia de las UTI y la CI, el cáncer de vejiga requiere un diagnóstico y tratamiento médico especializado.
Infección del tracto urinario:
El tracto urinario es normalmente estéril, pero a veces las bacterias pueden colarse a través de la uretra, que conecta la vejiga con el exterior del cuerpo. Una infección del tracto urinario puede afectar cualquier parte del sistema urinario, incluidos la vejiga, los uréteres, la uretra y los riñones. Sin embargo, es más común en la vejiga (cistitis). Las mujeres tienen muchas más probabilidades que los hombres de desarrollar una infección de la vejiga.
Los síntomas de una infección de la vejiga pueden incluir:
Así como el cáncer se puede formar en otros órganos, también se puede desarrollar en la vejiga. El tipo más común de cáncer de vejiga es el carcinoma de células de transición, que comienza en la capa más interna de tejido que recubre la vejiga.
Además del dolor de vejiga, otros síntomas del cáncer de vejiga pueden incluir:
Las siguientes pruebas pueden usarse para diagnosticar el cáncer de vejiga:
Cistoscopia. El médico inserta un tubo delgado e iluminado llamado cistoscopio en la vejiga. Durante la prueba, el médico puede extraer muestras de tejido de la vejiga para examinarlas en el laboratorio en busca de cáncer (biopsia). También se pueden realizar lavados de la vejiga para verificar la presencia de células cancerosas. Un procedimiento llamado cistoscopia de fluorescencia es otra forma en que los médicos pueden detectar cáncer.
Pruebas de imagen. Para obtener imágenes detalladas de la vejiga, se emplean pruebas como la tomografía computarizada o la resonancia magnética. Estas pruebas generan imágenes detalladas que se visualizan en una computadora. Además, el médico puede administrar un contraste para mejorar la visualización de la vejiga. Por otro lado, el pielograma intravenoso (PIV) es otra prueba que utiliza rayos X y un medio de contraste para obtener imágenes de los riñones, uréteres y la vejiga.
Análisis de orina y urocultivo. El médico analiza una muestra de orina en busca de bacterias y otras sustancias que puedan indicar una enfermedad.
Citología de orina. La orina se examina con un microscopio para buscar células anormales.
El tratamiento para el cáncer de vejiga depende de qué tan agresivo sea el cáncer y qué tan lejos se haya diseminado (metastatizado). Si el cáncer es pequeño y no se ha diseminado, los tratamientos pueden incluir:
Para el cáncer de vejiga que está más avanzado, los tratamientos pueden incluir:
Es importante destacar que la detección temprana es clave para un mejor pronóstico. Por ello, ante cualquier síntoma relacionado con la vejiga, se recomienda consultar a un médico para una evaluación completa.
En resumen, la vejiga, un órgano aparentemente sencillo, puede ser el origen de diversas patologías. Comprender su anatomía, función y las enfermedades que la afectan es fundamental para una detección temprana y un tratamiento adecuado.
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