Prevención del Cáncer de Hígado

Muchos cánceres de hígado podrían prevenirse al reducir la exposición a factores de riesgo conocidos para esta enfermedad.

Evitar y tratar las infecciones por hepatitis B y C.

En todo el mundo, el factor de riesgo más significativo para el cáncer de hígado es la infección crónica con el virus de la hepatitis B (HBV) y el virus de la hepatitis C (HCV). Estos virus se pueden propagar de una persona a otra cuando se comparten agujas contaminadas (por ejemplo, entre usuarios de drogas), se tiene sexo sin protección, y durante el nacimiento. Por lo tanto, algunos cánceres de hígado podrían evitarse si no se intercambian agujas y si se adoptan prácticas sexuales más seguras (como usar siempre condones).

 En el pasado, las transfusiones de sangre también eran una fuente principal de infección por hepatitis. En la actualidad, el riesgo de contraer una infección por hepatitis mediante una transfusión de sangre es extremadamente bajo.

Se les debe hacer pruebas a las personas en alto riesgo de HBV o HCV para determinar si tienen estas infecciones, de tal manera que se pueda vigilar en ellas el desarrollado de una enfermedad del hígado, y ser tratada si es necesario.

El tratamiento de la infección crónica por el HCV puede eliminar el virus en muchas personas y puede disminuir el riesgo de padecer cáncer de hígado.

Se usan varios medicamentos para tratar la HBV crónica. Estos medicamentos reducen el número de virus en la sangre y disminuyen el daño al hígado. Aunque los medicamentos no curan la enfermedad, estos reducen el riesgo de cirrosis y pueden también disminuir el riesgo de cáncer de hígado.

Alcohol y tabaco.

El consumo de alcohol puede ocasionar cirrosis, lo que a su vez puede dar lugar a cáncer de hígado. Evitar el alcohol o consumir alcohol con moderación podría ayudar a prevenir el cáncer de hígado.

Debido a que el fumar también aumenta el riesgo de cáncer de hígado, dejar de fumar también prevendrá algunos de estos cánceres. Si fuma, dejar el hábito ayudará a reducir su riesgo de este cáncer, así como de muchos otros cánceres y enfermedades que pueden amenazar la vida.

 

Lograr y mantener un peso saludable.

Evitar la obesidad podría ser otra manera de ayudar a protegerse contra el cáncer de hígado. Las personas que son obesas tienen más probabilidad de padecer enfermedad de hígado graso y diabetes, afecciones que han sido asociadas al cáncer de hígado.

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Limitar la exposición de químicos que causan cáncer.

El cambiar la manera en que se almacenan ciertos granos en los países tropicales y subtropicales puede reducir la exposición a las sustancias causantes de cáncer como las aflatoxinas. Muchos países desarrollados ya tienen leyes para prevenir y vigilar la contaminación de los granos.

Tratar enfermedades que aumentan el riesgo del cáncer de hígado.

Ciertas enfermedades hereditarias pueden causar cirrosis hepática y aumentar el riesgo de una persona de padecer cáncer de hígado. El detectar y tratar estas enfermedades a tiempo en la vida puede reducir este riesgo. Por ejemplo, a todos los niños en familias con hemocromatosis se les deben hacer las pruebas para detectar la enfermedad y tratarla si la padecen. Como parte del tratamiento se extraen regularmente pequeñas cantidades de sangre para reducir la cantidad excesiva de hierro en el cuerpo.